La Antigüedad hasta el s. VI

La Antigüedad hasta el s. VI

Las réplicas de armas como las dagas y espadas de la Roma clásica nos transportan a los tiempos del emperador Julio César o las competiciones de gladiadores que entretenían a ciudadanos romanos. Pero la historia de las armas de la Antigüedad clásica arranca en Grecia. Rodeada de vecinos hostiles como los persas, macedonios, y posteriormente romanos. Estrategas de la batalla que se asociaron formando la liga de Delos donde espartanos estaban listos para asaltos terrestres y los atenienses confiaban en su fuerte armada y su flota de buques conocidos como trirremes para defender Grecia.

Los griegos atacaban con sus largas lanzas, escudos, cascos y corazas de pecho que les ayudaron a romper las filas enemigas y derrotar al ejército persa en la batallas de Maratón, Termópilas y Artemisa. Tras la derrota de la cultura ateniense en la batalla entre Atenas y Esparta, emergió el poder de la antigua macedonia. Figuras como Alejandro Magno y su padre, el rey Filipo II de Macedonia, vencieron unificando ejércitos de las antiguas ciudades estado griegas formando la Liga de Corinto para luchar contra los persas. Los macedonios conjugaron la conocida estrategia militar griega (como la formación rectangular conocida como la falange) al desarrollo de armas superiores como la lanza de 15 pies conocida como sarissa, una buena caballería. O la catapulta de torsión, las balistas o la manubalista.

Llega el tiempo de Roma tras el saqueo Galo en el 390 a. C. cuando repelen la invasión de la península itálica. Y desarrollan su fortaleza militar en base a armas simples como armaduras, escudos y dagas. Pero bajo una excelente supervisión, grandes líderes y una disciplina que capacitaba a los romanos a crear ejércitos y fuerzas militares superiores. Revive con nuestras réplicas las batallas de legionarios y soldados de Roma equipados con la espada tradicional romana gladius y el pilum, una jabalina de punta de hierro y un asta corta de madera que servía de empuñadura.

Sus armas y su estrategia militar son el origen de la expansión el Imperio Romano en Europa, el Mediterráneo y el norte de África luchando con bárbaros y bretones conociendo grandes victorias. Emergiendo figuras históricas como Julio César en batallas como las de Bibracte, Alesia, Farsalia, Ruspina o Tapso.

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